lunes, 28 de noviembre de 2011

RESUMEN-MODULO N°3 / GRUPO N°2

UNIVERSIDAD DE PANAMA
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
ESCUELA DE DOCENCIA MEDIA DIVERSIFICADA
PROGRAMA DE EDUCACIÓN DUAL, FLEXIBLE Y A DISTANCIA


ORGANIZACIÓN Y ADMINISTRACION DE CENTROS EDUCATIVOS


RESUMEN - MODULO N°3
                                                       Cuando el director es Lesseferista
                                                       Cuando el director es Autocrático
                                                       Cuando el director es Democrático


 Grupo 2
  Estudiantes:
Einar Beitía
Maribel Cedeño
Ruth Hooker
Rita Pérez
Dunia Velásquez


Profesora:
  Magíster Luisa de Rojas



Martes, 28 de noviembre de 2011




I- CUANDO EL DIRECTOR ES LESSEFERISTA

El director de un centro educativo debe reunir un sinfín de virtudes. Por supuesto, que la del liderazgo es indispensable. Creo que un director de centro tiene que ser, ante todo, un líder. Un líder por múltiples motivos: para saber ganarse el respeto de su gente, para saber tener de mano a los que le apoyan y a los “otros”, para saber dialogar, etcétera.

Pero considero que es fundamental para ser un director de centro mostrar una gran credibilidad ante el grupo de profesionales que le acompañan a diario y ante el resto de la comunidad educativa. El director tiene que presentar un proyecto de trabajo creíble y realizable, pero lo primero que tiene que percibir la comunidad educativa es que quien lo presenta es el primero que cree en él. Eso le servirá de ahí en adelante para que todos sus proyectos y hacer diario tengan credibilidad ante el claustro, ante los alumnos, ante los padres y ante las instituciones. Tiene que transmitir, además, que su equipo también cree en el proyecto y que lo conoce y lo avala.
Actualmente, existe una clara tendencia a considerar la escuela como el nivel de acción privilegiada para mejorar la calidad de la educación. En esta nueva visión de dinámica pedagógica el director ocupa un lugar de suma importancia para la creación de una verdadera comunidad de enseñanza, ya que éste interviene de una manera decisiva en los procesos institucionales y debe ser guía de los procesos pedagógicos.
Tomando en cuenta que el director de un centro debe ser ante todo, un líder veamos que es un líder lesseferista.
El adjetivo “lesseferista” proviene de la voz francesa “laissez-faire” (dejar hacer). Laissez-faire o liberal se traduce o se entiende como “deje hacer”.
El clima laissez-faire o liberal, se caracteriza por un líder que adopta un papel pasivo, abandona el poder en manos del grupo, en ningún momento juzga ni evalúa las aportaciones de los demás miembros del grupo, quienes gozan de total libertad, y cuentan con el apoyo del líder sólo si se lo solicitan. Aquí el líder es una persona muy insegura, tiene recelo de asumir responsabilidades. Cada quien hace lo que quiere, sin ninguna instrucción y como bien se entiende. Es propio de un liderazgo principiante.


Se caracteriza por:

Muestra debilidad ante el equipo.
  • Crea anarquía.
  • Actúa al mínimo para no incomodar al grupo.
  • No cuestiona, no reflexiona.
  • Se manifiesta sin autoridad.
  • No ayuda a superar dificultades.
  • Es bonachón y tolerante.

Las consecuencias son:
  • Desorganización en el grupo.
  • No hay división del trabajo.
  • Duplicidad de funciones.
  • Reina la confusión.
  • El grupo se desintegra.

Características de líderes que aplican este estilo:
  • Prefieren normas claras
  • Se mantienen en el fondo
  • Tienden a no tomar lados (neutro)
  • Influyen poco en el logro de objetivos
  • Influyen poco al clima laboral

Resumen del Estilo de Liderazgo Lesseferista
 
 
Características de Liderazgo Laissez-faire (Lesseferista)

Enfoque principal                                                               Ninguno
Implicación personal                                                          Neutro, en el fondo
Influencia al logro de objetivos                                          Poca
Influencia al clima laboral                                                  Poca

La gestión educativa para garantizar la calidad de la enseñanza en la escuela y en el aula, está vinculada a la organización y administración de los recursos humanos, materiales y organizacionales que intervienen en el proceso pedagógico y la clave es una buena interacción entre estos recursos, es decir, una programación, monitoreo o seguimiento, supervisión, asistencia técnica y evaluación de los procesos tanto pedagógicos como institucionales.
La función de dirigir una institución es una de las responsabilidades más grandes que se le puede encomendar a un profesional. Esta función se debe ejercer con características de liderazgo social y profesional.
El quehacer del director se puede englobar en tres grandes funciones: administrar, organizar y supervisar, las cuales son altamente demandantes en tiempo y en múltiples actividades, es por lo que se debe administrar adecuadamente el tiempo, aprender a delegar y a descentralizar para ser más eficiente.
Tomando en cuenta todo lo anteriormente expuesto un Director “lesseferista” sería un director que inevitablemente llevaría el centro educativo hacia el fracaso. El Director lesseferista es un líder permisivo, conocido porque "deja hacer". Este director se destaca porque deja hacer y cualquier miembro del equipo puede decidir, lo cual se convierte en un gran peligro para la vida del centro educativo, pues las decisiones vienen de un lado o de otro, sin saber quién tiene la forma correcta o más indicada de proceder y, ordinariamente, se pierde el sentido de la visión y de la misión de la institución.

Sin embargo, no podemos afirmar que el ser un líder lesseferista sea totalmente perjudicial. El líder lesseferista ejerce poco control sobre los miembros del equipo. Esto inspira libertad de acción y creatividad, pero a veces genera poca motivación y deja el grupo a la deriva. ¿Cuándo es bueno? Cuando el equipo es maduro, responsable y está altamente motivado, o cuando tiene habilidades y talentos muy altos.

El director del centro educativo, como líder de la organización, le corresponde el importante rol de “guiar y controlar” los procesos evaluativos que se siguen en la institución y como hemos expuesto anteriormente esta es una actitud totalmente contraria en el líder lesseferista. Las múltiples funciones le exigen al director ser un líder facilitador de la excelencia en su centro educativo.
 
Podemos comparar al líder lesseferista con un líder apático.
 
Dirección apática
Un dirigente apático es aquel que deja que la gente marque su propio rumbo, no prepara las cosas concienzudamente, deja que ellas sigan la corriente, generalmente es impuntual y falla al dar un cita.

                                                              
 
Piensa frecuentemente que es muy democrático porque no impone su voluntad a los otros, pero al dirigente apático no le interesa mayormente imponer su voluntad. El lleva la indulgencia al extremo y la confunde a menudo con libertad democrática. Es que no tiene, frecuentemente, el valor suficiente para establecer límites.
La dirección apática es la que produce menos resultados, pero si se prolonga, entonces el grupo busca su propio desarrollo como medio de evitar la indiferencia.
Desafortunadamente este desarrollo se repite entre los miembros del grupo y antes de mucho tiempo se producen luchas internas para obtener la dirección no oficial del grupo, lo que lo desvía del objetivo perseguido.
 
 
II- CUANDO EL DIRECTOR ES AUTOCRÁTICO

En Estados Unidos de Norteamérica han realizado estudios analíticos de grupos que actuaron bajo los distintos tipos de dirección mencionados más arriba.  Bajo la dirección democrática, en la que el director ayuda al grupo a organizarse y a tomar sus propias decisiones, se produjeron indudablemente los mejores resultados en las realizaciones, en la cooperación entre los miembros del grupo y en la productividad personal.
Las agrupaciones que se hallaron bajo una dirección autoritaria en la cual el director mantuvo un control rígido, produjeron en menor escala y tropezaron con gran cantidad de rozamientos y frustraciones. Las agrupaciones que obtuvieron un puntaje más bajo en todos los cálculos, fuero aquellas que se hallaban bajo una dirección apática.
           
 
Dirección autocrática
 
El director es autocrático es el que toma todas las decisiones iniciales concernientes  a los principales aspectos de la actividad educativa. En sus directivas explica siempre cómo desea que se las cumpla y él mismo se encarga de evaluar, unilateralmente, la forma en que han ejecutadas. Quizá emplee para alcanzar dichos objetivos (moderadamente tiránicos) modales cordiales y benévolos, pero las consecuencias son las mismas. El buen pasar de los profesores depende casi por entero de que agraden o no al "patrón".
El jefe impone las normas y sus criterios, sin consultar con sus subordinados. Es el jefe quien diseña, planifica y asigna el trabajo. El grado de autoridad es muy elevado y suele generar ambientes de trabajo tensos.
 El director es autocrático es el que toma todas las decisiones iniciales concernientes a los principales aspectos de la actividad educativa. En sus directivas explica siempre cómo desea que se las cumpla y él mismo se encarga de evaluar, unilateralmente, la forma en que han ejecutadas. Quizá emplee para alcanzar dichos objetivos (moderadamente tiránicos) modales cordiales y benévolos, pero las consecuencias son las mismas. El buen pasar de los profesores depende casi por entero de que agraden o no al "patrón".
El jefe impone las normas y sus criterios, sin consultar con sus subordinados. Es el jefe quien diseña, planifica y asigna el trabajo. El grado de autoridad es muy elevado y suele generar ambientes de trabajo tensos.


El efecto de un liderazgo de este tipo sobre los docentes es evidente. Atentos a todos los deseos del director, rivalizan entre sí para lograr sus favores. La competencia por llegar a formar parte del anhelado "círculo íntimo" se hace feroz y con frecuencia los menos afortunados acusan a los favorecidos por la suerte de aduladores y serviles. Se despierta agresión mutua entre ellos, estableciéndose a menudo una especie de "jerarquía" de gallinero (expresión desde el punto de vista sociológico que se usa para designar aquellos tipos de organización social en que el status de un individuo está determinado por una agresiva conciencia de su rol, posición económica, etc.), donde los profesores noveles asumen el rol de no privilegiados que todavía deben ganar su lugar en la escuela. Por supuesto, todo este proceso ocurre en forma subrepticia. Si se los acusara por tal conducta, los profesores no sólo rechazarían indignados el cargo sino que lo considerarían honestamente infundado.
Las bases fundamentales son:
  • La toma de decisión se centra en su propia voluntad para ponerla en marcha.
  • Tienden a ser dogmáticos.
  • Asumen que los subordinados deben acatar sus ordenes.
  • Tienden a orientarse hacia las tareas
 
Muy frecuentemente el dirigente autocrático es afable y extremadamente eficiente. Puede interesarse por la participación de los miembros del grupo, sostener discusiones y a menudo dejar que la gente discuta mucho. Acepta la responsabilidad de iniciar las cosas, continuarlas y concluirlas. El dirigente, en este caso, acepta la total responsabilidad del conjunto.
Si establecemos las características de este tipo en forma extrema, se pueden ver claramente sus peligros. Sin embargo, la mayoría de los dirigentes eficientes tienen tendencia a las actitudes autocráticas. Por último, entonces, el dirigente autocrático planea con antelación, demasiado concienzudamente, porque no está capacitado para ayudar al grupo a alcanzar la meta que él desea y comienza a manejar los hechos para hacerlos realidad. Le agrada que le llamen "el jefe". Generalmente le interesan los asuntos con un fondo deductivo más bien que aquellos que implican una necesidad real para la gente. Usa una agresión abierta o velada como arma principal en su esfuerzo para establecer la disciplina y eficacia. Se toma a sí mismo muy seriamente y es sensible a la crítica. El dice "yo manejo el garrote". Esto significa que es generalmente una persona insegura, más bien alejada de la gente, que puede hallar compensación por su falta de compañerismo real manejando a la gente y reforzando su yo por medio de una fría demostración de fuerza y eficiencia.

 
III-  Cuando el Director es Democrático
Un director democrático debe reunir una serie de características, para poder realizar un trabajo adecuado y acorde con la proyección deseada en la institución que dirige. La lista de valores que adornar a un director democrático puede ser muy larga, pero si partiendo de la base que una institución educativa son estrategias y personas, la cualidad más importantes es la relación que se tiene con los empleados, relacionarse positivamente con los colaboradores (educadores, personal administrativo y estudiante) es una buena estrategia para sacar lo mejor de los que trabajan en la institución, por lo tanto debemos tomar en cuenta que la orden gratuita y el miedo son la peor arma.
Entender a la gente, ponerse en su lugar, ayudarles a buscar soluciones y exigirles la puesta en marcha de soluciones, son la mejor manera de relacionarse con los trabajadores. Hay que ayudar y exigir, pero no exigir sin ayudar.
El directivo que piensa que la culpa de todo lo que pasa es sólo de los demás, y no tiene identificado los motivos por los que las cosas no pasan como él desearía, es que seguramente no está haciendo bien su trabajo.

Otras de las cualidades que tiene un director democrático son:

Liderazgo. Tiene la capacidad de hacer que la gente realice y mejore los trabajos asignados, en la dirección que desea, con entusiasmo y alegría.
Metódico. Un directivo tiene la capacidad de gestionar mucha información y tenerla completamente controlada. Para obtener la información vital para la institución, se deben establecer sistemas y alimentarlos. Para poder convertir la información en gestión se debe ser metódico en el análisis de la misma.

Concreto. Sabe dar órdenes, pero órdenes que se puedan cumplir. Es muy fácil confundir las órdenes con los deseos. Muchos directivos expresan deseos, pero detrás de un deseo debe haber un plan de acción y unos medios. Las personas tienen el derecho de estar bien mandados y la obligación de cumplir con lo que se les pide, siempre que sea una orden bien dada.

Evidentemente valores como la honradez, la franqueza, etc., son absolutamente necesarios para la relación humana, estos se dan por supuesto.

El directivo democrático proporciona un buen ambiente de trabajo, esta es una tarea importante. Conoce todos los problemas que puedan afectar a sus colaboradores y ayudarles en TODO. Todos son importantes en el contexto educativo.

El educador y/o trabajador está contento al ver que el directivo se interesa por sus problemas particulares, lo agradece y trabaja más a gusto. Si no existe un buen trato, la retribución, por buena que sea, es una retribución coja.


Otra característica muy importante que hace a un director democrático es:

Sabe interpretar la realidad y traducirla a acciones concretas de la institución. La realidad es compleja, desordenada y contradictoria. Toda esta información se debe saber recoger y ordenar. Interpretar lo que está diciendo para poder aprovechar las oportunidades y evitar las amenazas.
Esto implica dedicar una buena parte del tiempo a pensar en el origen de los problemas, pero sobretodo en el futuro, mucho más que al presente.
El directivo que no dedica tiempo a pensar en el futuro, no es un buen directivo. El que solo soluciona problemas del día a día, no es un buen directivo.
El dirigente democrático acepta como básico el concepto de que la  dirección es la función de la totalidad de los miembros de la agrupación y no de un solo individuo. Ve a la agrupación como una sola unidad, como un organismo, como una variedad de funciones, y las responsabilidades del dirigente son las de compartir sus tareas con todos los miembros del grupo, de acuerdo con sus habilidades o dotes personales. En otras palabras: la dirección se centraliza en el grupo más bien que en el dirigente. Esto no significa que no deberá designarse un presidente o vicepresidente. Especialmente en las primeras etapas de la vida de una agrupación, una persona o un pequeño grupo de personas deberá tomar la iniciativa de ayudar al resto de la agrupación a definir sus objetivos, a estructurarse y a establecer una serie eficaz de reglas generales para su propia organización.
               
 
Un dirigente democrático se interesa en el desarrollo del grupo y de cada miembro en particular, más bien que en su propio estado legal y autoridad. Tal actitud transforma el "clima" del grupo haciéndolo menos propenso a la hostilidad, al formalismo y a la crítica. Porque el dirigente democrático se considera un compañero de los demás en el aprendizaje y porque siente un profundo respeto por el valor personal y la integridad de cada miembro del grupo. El clima resultante acaba por ser mucho más interesante por la simpatía y la libertad existente, que aquel donde opera un dirigente autoritario. Cada miembro del grupo se concentra menos en sí mismo y se vuelve más consciente de los intereses de los demás.
El dirigente democrático se identifica con las necesidades del grupo de modo que cada miembro del mismo será estimulado y tendrá la oportunidad de prosperar y superarse.  Los tímidos y retraídos serán incitados a tomar parte y se los entusiasmará para que acepten responsabilidades, se planearán programas para incluir, no sólo a un grupo selecto, sino a todos aquellos que puedan resultar útiles.
El dirigente democrático se interesa en las necesidades de los otros, pero también reconoce sus propias necesidades y por eso dejará gustoso que otros le ayuden. El nunca se ubica en los extremos. Cuando un dirigente deja de mala gana que otros le ayuden se ponen de manifiesto sutiles actitudes autoritarias.
El dirigente democrático ayudará al grupo a organizarse. Le ayudará a definir sus objetivos, lo cual no significa que dejará simplemente que el mismo tome su propio rumbo, porque un ejecutivo eficiente posee firmes convicciones.
Por supuesto que influirá en las decisiones a tomar, pero no las impondrá autoritariamente al grupo.  La tolerancia es una de sus características. En su capacidad representativa él ayudará al grupo a mantenerse dentro de los límites establecidos.
Un dirigente democrático ayudará al grupo a descubrir los recursos que se encuentran dentro de los integrantes del mismo y a utilizarlos siempre que sea posible.  A veces se necesita ayuda exterior para poder progresar. Los especialistas pueden, frecuentemente, ofrecer la información exacta y la instrucción necesaria. Pero los especialistas exteriores deben ser ayudados a comprender las funciones del grupo democráticamente y no deben esperar a que se les entregue la completa dirección del grupo ni contrariarse por las diferencias de opinión.
Un dirigente democrático no necesita estar a la cabeza del grupo siempre. Puede apartarse del mismo sin que este se desmembre. Es lo suficientemente perspicaz como para formar ejecutivos dentro del grupo que dirige, de modo que si tiene que alejarse el conjunto no se desmembrará.

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